La fatalidad que te cruza como un guadañazo de una hoz muy filosa, que entra por el parietal derecho y cruza en diagonal hacia la zona mastoidea y submaxilar izquierda, donde las glándulas salivales residentes se comprimen para segregar una saliva fundamentalmente acuosa y más bien insípida, de ph neutro, o básico quizás.
No causa dolor al ingresar, como suele suceder con los cortes ocurridos con objetos muy filosos.
A lo largo y ancho del plano de corte queda, a medida que la hoz va paseando con la tranquilidad de lo que se sabe inevitable, un hormigueo, o un dolor en extremo agudo, da igual, en tanto genera una ansiedad igualmente aguda, que trasciende cualquier vestigio de mecanismo de auto-represión o impostura que a esta altura pueda quedar; moral, dignidad, vergüenza, etc.
Uno se resigna a que solamente termine lo antes posible...
En pocas palabras, una mierda.
1 comentario:
excelente!!! me encanto!!!! escribes muy bien
saludos felicitaciones desde argentina
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